Los que tenemos el privilegio de estar al frente de una consulta de fisioterapia vemos como todos los días salen pacientes de nuestra consulta.
No son todos los pacientes, pero muchas veces realmente hay un regocijo y alegría mutua entre paciente y terapeuta, después de la sesión gracias a lo que acaba de suceder durante la sesión y al resultado que permite al paciente salir con sensaciones agradables en el cuerpo, alivio y esperanza.
Si es la primera vez que el paciente viene a consulta normalmente esto es una sorpresa.
Los pacientes tienen ( y tenemos) sus deberes dependiendo de lo que estén viviendo.
Yo hoy quería escribir sobre los otros deberes. Los que tienen los terapeutas.
Qué todo lo que podamos hacer nosotros mismos sirva para poder llegar a ese momento final de la sesión donde las cosas van bien. Me refiero a cosas que solemos hacer, como formarnos en fisiología, anatomía, fisiopatología, pero también a otros que tal vez no sean tan comunes, como formarse en escucha activa, conocimiento personal y comunicación y estar sanos nosotros mismos. Cosas que nos alejen maduramente de la pereza en atender pacientes, del cansancio diurno y el aburrimiento.
Que el trabajo que hagamos dentro y fuera de la consulta sirva para llevar a ese momento de despedida: “ Un gusto conocerte”.