En días como estos me doy cuenta de que mis amigos cambian más por lo que soy que por lo que hago. Y claro, cambian mucho menos por lo que digo.
Y eso que no me he propuesto cambiar a ninguno conscientemente, pero me he sorprendido de cuánto han cambiado, y también de mi posible influencia sobre ellos.
A veces y solo a veces dirigimos la mirada hacia dentro y el fruto es mágico hacia fuera.
¿Cómo cambia tu familia? ¿Y tus pacientes?