Como sabéis llevo 5 años participando en mi equipo de Ultimate Frisbee en Vizcaya: Diskolaris. Es un deporte maravilloso y para el que solo veo un buen futuro, con decenas de equipos jugando en País Vasco y en España de aquí a unos años.
Tiene mucho que ofrecer. Si investigáis un poco veréis que es uno de los pocos entornos deportivos donde se juega de manera mixta, se estimula el buen carácter, rectitud de conducta, sostén al principio de la justicia y la consulta entre miembros de equipos opuestos. A parte, oye… nos lo pasamos super bien y es competitivo.
He estado pensando sobre las implicaciones de participar en un equipo deportivo desde que se ha ido estropeando el ambiente en mi equipo y transmito estas ideas aun a riesgo de que mi hermano me siga llamando “filosofo” y de no agradar a todo el que me lea.
Varios equipos en España se han debido formar de la separación de otros equipos previos donde ha habido malos rollos y aunque no deja de ser parte del crecimiento habitual de cualquier deporte yo pongo el ojo en la calidad de las relaciones que queremos desarrollar con las personas con las que compartimos nuestra vida.
Dicen que las personas nos definimos por lo que decimos, o por nuestras acciones, o por las amistades que elegimos, o por los ideales que defendemos, o por muchas otras cosas más.
Y por ahí no lo dicen tanto… pero yo si lo digo: Las personas proyectamos continuamente nuestros problemas y necesidades en los demás, tendemos a hablar más que a escuchar, existen miedos subyacentes que nos influyen y cada conversación en la que participamos es una oportunidad para crecer y valorar, sobretodo las que se nos presentan con más dificultad, cuando nos tiembla el cuerpo y no sabemos cual va a ser el resultado de dicha conversación.
He estado pensando en las implicaciones… y es que más allá de la obviedad de que nos queramos distanciar de cualquier signo de supuesto liderazgo que se haga bajo imposición en el equipo, participar necesariamente pasará por trabajar nuestra actitud.
Y es que a mi manera de ver pocas veces estamos dispuestos a hacer el trabajo más difícil. Trabajarnos nosotros mismos, considerar la posibilidad de que la opción de los demás sea también valida, permanecer a pesar de que las cosas no estén bien, llamar a la persona con la que tenemos el conflicto directo para poder darle solución y callar con los demás para no agrandar el problema, disculparnos por las palabras malsonantes o actitudes que hayan podido herir y de las cuales somos responsables, preguntarnos ¿qué parte de responsabilidad tengo yo en este asunto? y dejar de culpar al otro.
La calidad de las relaciones que queremos cultivar…
Queridos compañeros, el trabajo es duro, ¡es un trabajo de vida! pero es el que más frutos da, y lo que no hagamos hoy tendremos que hacerlo mañana. Los problemas no desaparecen por mucho que dejemos un equipo.
Los problemas son parte del camino.
El destino del Ultimate Frisbee es grande, y algo me dice que es ya una entidad que no nos necesita. Seguirá creciendo independientemente de si nosotros estamos implicados o no.
Mi deseo: Que nos ayudemos unos a otros a promover esta maravilla de deporte y sigamos disfrutando juntos.
Si has leído esto y eres jugador de ultimate y te ha servido para enriquecer tu visión sobre las oportunidades que pueden suponer los conflictos en nuestro deporte, me alegro. Si no estas de acuerdo o no te sientes capaz de ejercer ningún nuevo cambio, estupendo también. Sea como sea cuenta conmigo.
Keivan Massarrat Garcia
15/Marzo/2019